miércoles, 6 de septiembre de 2017

Mi mundo en descomposición

Gay Pride and Prejudice #30
Carlos Escolástico, 2017
Breve listado de cosas que hay en mi mundo:
1- Artistas
2- Artistas galeristas
3- Artistas comisarios
4- Artistas funambulistas
5- Artistas que no lo son
6- Artistas que sobreviven
7- Artistas que se han rendido
8- Artistas policia
9- Artistas mercenarios
10- Artistas prostitutos
11- Comisarios que no son artistas
12- Comisarios que no les gusta el arte
13- Comisarios a secas
14- Comisarios estrellas
15- Comisarios galaxias
16- Comisarios que trepan
17- Comisarios que sobreviven
18- Algunos comisarios de buena fe
19- Comisarios prostitutos
20- Críticos oníricos
21- Críticos que escriben para a ellos mismos
22- Críticos que no critican
23- Críticos a secas
24- Críticos que escriben un lenguaje críptico
25- Críticos en la caverna
26- Los viejos críticos estrella
27- Los viejos críticos estrellados
28- Críticos comisarios
29- Críticos prostitutos
30- Escritores de reseñas
31- Galeristas añejos
32- Galeristas artistas
33- Galeristas soñolientos
34- Galeristas con dinero
35- Galeristas arruinados
36- Galeristas prostitutos
37- Galeristas blanqueadores
38- Galeristas vividores
39- Galeristas que no les importa el arte
40- Coleccionistas artistas
41- Coleccionistas apasionados
42- Coleccionistas de cromos
43- Coleccionistas inversores
44- Coleccionistas que no les importa el arte
45- Coleccionistas de baratijas
46- Coleccionistas sucios
47- Coleccionistas temáticos
48- Coleccionistas de subvenciones
49- Coleccionistas a secas
50- Asesores vividores
51- Asesores inventores de tendencias
52- Asesores invertidos
53- Asesores que no les gusta el arte
54- Asesores a secas
55- Algunos asesores de buena fe
56- Museos mausoleos

En mi mundo en descomposición también existen fuera de la lista: corrillos, sectas, tú me pones yo te pongo, sexo a tope, mucha gente que sólo sabe hablar de ellos mismos, talibanes del arte, algunos apasionados, personas de buena fe, crédulos, románticos y demasiados trapos sucios.

martes, 3 de enero de 2017

Tarraco, la ciudad invisible que nunca describió Italo Calvino

Turistas asistiendo a una visita virtual en Tarraco
Cruzando las columnas de Hércules, ya entrando en el Mesogeios Thalassa, se encuentra la vetusta Tarraco. Sus habitantes celebran continuamente la muerte. Cada año se realizan festejos para recordar un pasado glorioso como capital de una de las provincias romanas en Hispania, y sus pobladores rememoran viejas ceremonias entre las destrozadas ruinas, que se siguen hundiendo ante el abandono de sus dirigentes. Parece que aparte de esos siglos, ya muy lejanos en el tiempo, no hubiese ocurrido en la urbe nada más. 

Hay también dos conmemoraciones en Tarraco, que nos trasladan al primer siglo de nuestra era: las que hacen alusión al martirio de Tecla de Icono y las celebradas en honor de la tortura y muerte del profeta Yesua, ambas con gran condominio de sus habitantes. Que participan en la evocación de estas muertes con gran profusión de disfraces y procesiones.

Tanto mira el pasado Tarraco, que ha dejado de ver lo que realizan sus contemporáneos, la ciudad en su decadencia se va esfumando lentamente atrapada por la niebla de la ignominia. Aparte de lo anteriormente descrito, el silencio en ráfagas invade sus calles, martilleadas por el paso de fantasmas, personajes viciados y corruptos, y algunos marineros varados esperando algún barco que les saque de este puerto espectral. 

A veces algún ave alza el vuelo entre la podredumbre del estiércol que se acumula en sus calles y edificios oficiales, entonces sus habitantes giran la cabeza para hacerse la idea de que nada ha ocurrido, igualmente pisotean o permiten que se sequen con la desidia característica de sus vecinos las pocas plantas que pueden destacar en el gris reinante. Todas las ciudades que rodean a Tarraco han olvidado su existencia, también sus moradores ya no recuerdan el día en el que vivieron.